Natalia Lafourcade llega a los 40 años y lo celebra con el lanzamiento de «Cancionera», un disco que, más allá de ser su décima producción de estudio, representa una transformación interior, una nueva búsqueda artística y la materialización de un alter ego que la llevó a explorar territorios insospechados. El álbum estará disponible a partir del 24 de abril, fecha que coincide con el inicio de su nueva gira, cuya primera parada será el Teatro del Estado en Xalapa, Veracruz. A Guadalajara llegará el 4 de mayo, con un concierto en el Auditorio Telmex.
Durante una conferencia de prensa, Lafourcade compartió detalles íntimos sobre el proceso de creación del disco y sobre lo que significa, en su vida y en su carrera, la irrupción de este personaje: la cancionera. «Este último trabajo musical me genera mucho orgullo. Es un disco que grabamos a finales del 2024 en los estudios de Sony Music, estuvimos tres semanas trabajando en formato análogo, en cinta, con un proceso audiovisual tejido con el proceso musical», explicó.
«Cancionera» contiene 14 pistas y tiene una estructura narrativa que, según Lafourcade, se acerca a la forma de un cuento. «Como todos mis discos, inicia con mi trabajo personal: en la silla, con la guitarra, con la letra. Poco a poco va tomando una evolución orgánica, natural, hasta que en un punto se vuelve colectivo, con un gran grupo de personas trabajando por la música».
Pero lo que distingue a este álbum no es solo su hechura artesanal ni su narrativa sutil, sino la figura que lo habita. «La cancionera llegó en un momento en donde yo estaba a punto de celebrar mis 40 años. Estaba preparando un texto para agradecer a mi familia, a mis amistades, a las personas que me han acompañado en este camino… y de pronto apareció la letra de Cancionera. Siento que me habló directamente, como cancionera que soy, pero también inspirada en todas las cancioneras y cancioneros del mundo, en quienes han inspirado mi camino».
Para Natalia, este nuevo personaje es más que un concepto artístico. Es una energía que la condujo hacia otras formas de crear, hacia una faceta más lúdica, más libre. «La cancionera me invitó a ir apagando la mente, a crear desde otras búsquedas, desde otras formas. Se fue iniciando el proceso de agrupar la música, las canciones, los momentos, hasta que todo tomó su verdadero sabor, su forma, su alma en el estudio de grabación».