McLaren pierde por un milímetro

La Fórmula 1 se juega en milésimas, pero también en milímetros. Y este fin de semana, en Las Vegas, McLaren perdió por ocho décimas de milímetro, lo que se desgastó de más en el patín del fondo plano de los autos de Lando Norris y Oscar Piastri. Un detalle técnico, sí, pero determinante: la FIA descalificó a los dos después de la carrera.

Norris había terminado segundo y Piastri cuarto. Pero esa lectura se borró en la mesa de los comisarios. Y en un suspiro, lo que era un cierre relativamente controlado para Norris se convirtió en un Mundial abierto, dramático y, para él, peligrosamente incierto.

Porque con la sanción, la ventaja del británico cayó a 24 puntos, mientras Max Verstappen —ganador en Las Vegas— revivió la pelea grande. Al punto de quedar nivelado en puntos con Piastri, su otro rival directo. Quedan dos grandes premios y todo cambió.

En números:

Si Norris gana una de las dos carreras finales, prácticamente asegura el título.
Si no gana, pero hace dos podios, sigue siendo favorito.
Si Verstappen triunfa en una y queda segundo en la otra, todo se define en la última vuelta del año.
Y si Max gana las dos, Norris está obligado a dos podios altos; cualquier tropiezo lo deja fuera.
Piastri necesita ganar una carrera para mantenerse en la pelea real; sin victoria, depende de que falle Verstappen.

Ésta es la Fórmula 1 en estado puro: donde un Mundial entero puede voltearse por “bottoming”, desgaste del fondo, tráfico o un reglaje de suspensión demasiado ambicioso. Y donde un líder con ventaja cómoda amanece, de un día para otro, con el campeonato respirándole en la nuca.

McLaren pidió disculpas. No había de otra. La culpa no es de los pilotos. Pero el daño está hecho. El Mundial, reabierto. Y el margen, casi borrado.

Lo que viene es de fotografía. Como diría Florestán: la vida —y la F1— no perdona un milímetro.