Un nuevo estudio dirigido por el astrónomo de la Universidad de Florida, Adam Ginsburg, aporta hallazgos inéditos sobre una misteriosa región oscura en el centro de la Vía Láctea apodada El Ladrillo, debido a su opacidad y a las formaciones de hielo que en ella se encuentran, según informó la revista The Astrophysical Journal.
Para descifrar los secretos de esta turbulenta nube de gas, Ginsburg y su equipo de investigación recurrieron al telescopio espacial James Webb (JWST). Según destacan, las implicaciones de sus observaciones no sólo desvelan una paradoja en el centro de nuestra galaxia, sino que indican la necesidad crítica de reevaluar las teorías establecidas sobre la formación estelar.
El Ladrillo ha sido una de las regiones más intrigantes y estudiadas de nuestras galaxias, gracias a su tasa de formación estelar atipicamente baja. Lleva décadas desafiando las expectativas de los científicos ya que, como nube llena de gas denso, debería estar madura para el nacimiento de nuevas estrellas y, sin embargo, su formación estelar es baja.
Utilizando las avanzadas capacidades infrarrojas del JWST, los investigadores estudiaron el interior de El Ladrillo, descubriendo presencia sustancial de monóxido de carbono (CO) congelado. Asimismo, alberga una cantidad de hielo de CO mayor de lo previsto, lo que tiene implicaciones para la comprensión de los procesos de formación estelar.
Nadie sabía cuánto hielo había en el Centro Galáctico, según Ginsburg. “Nuestras observaciones demuestran de manera convincente que el hielo es muy frecuente allí, hasta el punto de que todas las observaciones futuras deberán tenerlo en cuenta”, afirma.
Las estrellas suelen surgir cuando los gases se enfrían, y la presencia significativa de hielo de CO debería sugerir una zona próspera para la formación estelar en El Ladrillo. Sin embargo, a pesar de esta abundancia de CO, Ginsburg y su equipo descubrieron que la estructura desafía las expectativas. El gas del interior de El Ladrillo es más caliente que el de nubes comparables.
Estas observaciones ponen en tela de juicio nuestra comprensión de la abundancia de CO en el centro de nuestra galaxia y de la relación crítica gas-polvo allí existente. Según los resultados, ambas medidas parecen ser más bajas de lo que se pensaba.
Con el JWST estamos abriendo nuevos caminos para medir moléculas en fase sólida (hielo), mientras que antes nos limitábamos a observar el gas. Esto nos ofrece una perspectiva más completa de dónde existen las moléculas y cómo se transportan”, explica Ginsburg.
Sus hallazgos superan las limitaciones de las mediciones anteriores, que se limitaban a un centenar de estrellas. Los nuevos resultados abarcan más de diez mil estrellas y proporcionan valiosos datos sobre la naturaleza del hielo interestelar.