El Ejército israelí informó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que toda la población que está en la zona Norte de la Franja de Gaza debe evacuar el lugar en las próximas 24 horas.
La ONU considera que una evacuación de esas proporciones, que implica reubicar a “aproximadamente 1.1 millones de personas”, es “imposible” sin que tenga “consecuencias humanitarias devastadoras”, aseguró el portavoz Stéphane Dujarric en una declaración escrita.
El organismo, agregó, hace un “firme llamamiento” a que esta orden “sea rescindida para evitar que una situación, que ya es una tragedia, se convierta en una situación desastrosa”.
La orden de evacuación por parte del Gobierno israelí, detalló Dujaricc, también aplica para todo el personal de la ONU en la zona, al igual que para las personas que están refugiadas en instalaciones del organismo que incluyen “colegios, centros de salud y hospitales”.
Israel hizo llegar esta información a la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios y el Departamento de Seguridad de Gaza.
Por otra parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hosein Amir Abdolahian, pidió ayer “detener la matanza de niños y civiles” en la Franja de Gaza en referencia a los constantes bombardeos de Israel contra el enclave palestino como represalia al ataque del grupo Hamás.
Sin electricidad ni agua hasta liberar a rehenes
El Ejército israelí pulverizó la Franja de Gaza con bombardeos, se preparaba para una posible invasión terrestre y anunció ayer que su asedio contra el territorio -que ha dejado a civiles palestinos buscando desesperadamente alimentos, combustible y medicinas- se mantendrá hasta que los combatientes de Hamás liberen unos 150 rehenes que fueron tomados cautivos durante el ataque del fin de semana.
Una visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, junto con envíos de armas estadounidenses, fueron una poderosa luz verde para que Israel siga adelante con sus represalias contra Gaza tras el mortífero ataque de Hamás contra civiles y soldados israelíes, pese a que grupos de ayuda internacional advirtieron sobre el empeoramiento de la crisis humanitaria. Israel ha interrumpido el suministro de artículos de primera necesidad y electricidad a los 2.3 millones de habitantes de Gaza y ha impedido la entrada de suministros procedentes de Egipto.
«No se activará ni un solo interruptor eléctrico, ni un sólo grifo se abrirá y no entrará ni un sólo camión de combustible hasta que los rehenes israelíes regresen a casa», aseveró el ministro de Energía israelí, Israel Katz, en redes sociales.
El teniente coronel Richard Hecht, un portavoz militar israelí, dijo a los periodistas ayer que las fuerzas «se están preparando para una maniobra terrestre» en caso de que los líderes políticos así lo ordenen.
Una ofensiva terrestre en Gaza, que es gobernada por Hamás y donde la población está densamente apiñada en una franja de sólo 40 kilómetros de largo, probablemente deje aún más muertos en ambos lados en brutales combates casa por casa.
El ataque de Hamás ocurrido hace seis días dejó más de mil 300 muertos en Israel, entre ellos 247 soldados -una cifra que no se había visto en Israel durante décadas- y los ataques israelíes posteriores han cobrado la vida de más de mil 530 personas en Gaza, según las autoridades de ambos lados. Israel afirma que aproximadamente mil 500 combatientes de Hamás murieron dentro de Israel y que cientos de los muertos en Gaza son miembros de Hamás. Miles más han resultado heridos en ambos bandos.
Mientras Israel ataca Gaza desde el aire, los combatientes de Hamás han disparado miles de cohetes hacia Israel. En medio de preocupaciones de que los combates puedan extenderse a otras partes de la región, medios de comunicación estatales sirios reportaron que Israel bombardeó dos aeropuertos internacionales sirios, dejándolos fuera de servicio.
Los implacables bombardeos contra Gaza -se han arrojado seis mil municiones desde que comenzó el conflicto, de acuerdo con fuerzas militares- obligaron a la población civil palestina a huir corriendo por las calles, cargando sus pertenencias y buscando refugio.