Así ha sido el último año y medio de Lilia Paredes, la esposa del expresidente Pedro Castillo, quien se encuentra detenido desde el pasado 7 de diciembre acusado de rebelión tras intentar disolver el Congreso de Perú y ser destituido por la misma cámara.
Este miércoles, Lilia Paredes aterrizaba junto a sus dos hijos en México, país que les ha concedido asilo político. Antes del vuelo, la familia de Castillo estaba en la embajada mexicana en Lima.
Viajaron después de que la cancillería les otorgara a Lilia y a sus hijos, Alondra y Arnold, un salvoconducto.
«No existe la persecución política», enfatizó la canciller peruana Cecilia Gervasi en una comparecencia sin preguntas. Pero sí lanzó una advertencia, la de que, en cualquier momento, Perú puede solicitar la extradición de Paredes si así lo requiere.
Porque, la ex primera dama, de 49 años, es objeto de una investigación preparatoria «como coautora del delito de organización criminal».
Y no solo ella. También tres de sus seis hermanos.
Acusaciones que Paredes rechaza, aunque insiste en su respeto por la justicia y su disposición a colaborar con ella.