Este año ha sido un gran reto para los maestros y los alumnos en México quienes, debido al distanciamiento social, han tenido que aprender a usar herramientas tecnológicas y adaptarse a una nueva forma de estudiar, afortunadamente han contado con apoyo para hacer frente al cambio.
El reto proviene de varios frentes, por un lado, los docentes no han recibido incentivos para integrar habilidades y conocimientos digitales en sus prácticas.
Esto se refleja en las cifras de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la cual encontró que hasta 60 por ciento de los docentes en América Latina, incluido México, necesita más actividades de desarrollo profesional sobre competencias en materia de tecnologías de la información y comunicación para la enseñanza.
Por el lado de los alumnos, no todos tienen acceso a la red o a dispositivos que les permitan conectarse a éste.
Datos también de la OCDE indican que el país es uno de los miembros que registra uno de los porcentajes más bajos de estudiantes con acceso a la red y a una computadora, especialmente en sectores con bajos recursos económicos.
A lo que se añadió que muchas familias consideran que la educación a distancia no era productiva y, por lo mismo, no creen que sus hijos realmente aprendan.





