La única manera de combatir la contaminación de plásticos en el mundo es adaptarse a la economía circular, basada en generar valor ambiental, social y económico.
Así lo asegura Jaime Cámara, director de la planta de reciclaje PetStar, la planta de reciclaje de PET grado alimenticio más grande del mundo, que se encuentra en México.
Sin embargo, consideró que lograr la meta de reciclaje a nivel nacional sólo se logrará si la industria, el gobierno y la sociedad trabajan de la mano para lograr que 100% de los envases sean recuperados en 2030.
El enfoque debe de ser atacar el origen del problema con rediseñar el modelo en el concepto de economía circular, y PetStar es un buen modelo de esto. Esto se va lograr con compromisos, por parte de la sociedad, el gobierno y la industria”, sostuvo.
Para el ingeniero y empresario, las prohibiciones en el uso de plásticos no van a dar resultados positivos para la disminución de su uso; en su lugar, cree que debe apostarse al factor social de incentivar su recolección por medio de pagos, como hace la empresa con el trabajo de recolección de los pepenadores en basureros y en las urbes, la educación sobre la separación de residuos y empresas que estén dispuestas a al reciclado.
El empresario dijo que México es ejemplo internacional de recuperación del plástico, al tener 60% de recuperación del PET que consume. Mayor porcentaje, en comparación con Estados Unidos, que apenas alcanza 30%.
Además, enfatizó que la planta de reciclaje PetStar ha logrado recuperar más de la mitad de los envases que están en el mercado.
Nosotros recuperamos 65% de los envases que nuestros accionistas ponen en el mercado, y la industria mexicana de Coca Cola está reincorporando alrededor de 27% de contenido reciclado; realmente, te puedo decir que estamos liderando, pero liderar es inspirar a otros”, afirmó el ingeniero.
Señaló que anualmente la planta genera 50 mil toneladas de resinas recicladas, las cuales sirven para la creación de otros productos de poliéster para la industria textil, joyería, pijamas, tuberías de PVC, empaques termoformados, mientras que la poliolefina obtenida de las taparroscas y etiquetas puede convertirse en otros envases y macetas.





