Conoce el interior las Islas Marías y su prisión custodiada por el mar

Con Información de Excélsior.

Así lucen las Islas Marías, la que fue una cárcel con ‘muros de agua’ (Una semana después de su cierre definitivo, Excélsior ingresó al Complejo Penitenciario de las Islas Marías, lugar que a partir de junio se convertirá en un centro cultural).

Luego de una larga travesía, llegamos hasta las entrañas de la cárcel con muros de agua más famosa de América Latina.

Una prisión que para este verano, – a partir del mes de junio -, se convertirá en un centro donde niños y jóvenes aprenderán a amar, conservar y proteger nuestra riqueza natural, como el loro cabeza amarilla, endémico de esta Reserva de la Biosfera, que vimos volar entre las copas de los árboles.

Gabriela Cerón Ramírez, quien durante dos años y medio fungió como directora del Complejo Penitenciario de las Islas Marías, dio a conocer que en estos momentos se realizan inventarios, resguardos y revisión de instalaciones para transferirlas a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

“Es una gran satisfacción en principio por haber entregado la Isla con la calificación más alta en respeto a los Derechos Humanos, con una certificación por parte de la Asociación de Correccionales de América, y entregar la Isla como una comunidad segura y saludable, de acuerdo al Gobierno del estado de Sinaloa”, destacó.

REOS PERDIDOS

En la habitación H-2 del Cefereso Morelos, uno de los cuatro centros federales de readaptación social de las Islas Marías, vivió un interno aficionado al equipo de béisbol Los Yaquis de Obregón, como constatan recortes de periódico pegados en las paredes de su habitación.

El hombre aprovechaba las horas de soledad para escribir sobre hojas de papel poemas a su familia, que al momento de ser reubicado, abandonó sobre la base de concreto de la litera donde tenía sueños de libertad.

Así era la vida de uno de los 657 reos que en esta última etapa histórica habitaban las Islas Marías.

De acuerdo a Francisco Garduño Yáñez, titular del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social el censo final, al cierre del Complejo Penitenciario quedó de la siguiente manera: 14 internos liberados, 584 reos enviados de manera temporal al penal federal de Ramos Arizpe, Coahuila, de donde saldrán 150 para irse a sus casas en los próximos tres meses, 12 trasladados al Cefereso de Guasave y 31 transferidos a la prisión estatal “Castillo” en Mazatlán.

En la numeralia resaltan 16 presos reportados como perdidos.

«Tenemos nosotros a 16 internos sin pase de lista, lo que quiere decir que desde hace 10 años se lleva esa suma de gente que no se encuentra y que pudo fugarse, pero que no podemos determinar si todavía viven o ya murieron, por eso es que se presenta la denuncia ante el Ministerio Público, y siguen perteneciendo a la estadística de población de las Islas Marías”, explicó.

Francisco Garduño Yáñez relató que en su momento, algunos intentaron escaparse construyendo balsas rudimentarias o amarrándose botellas de PET al cuerpo para flotar, en una región que es un oasis marino para la reproducción y crianza de diferentes especies de tiburones.

El último intento de fuga de las Islas Marías data de 2013 cuando se registró un motín, donde resultaron muertos cuatro internos y un custodio.

En el Complejo Penitenciario era común que algunos reos se escondieran hasta por tres meses en las zonas vírgenes, entre la maleza, antes de ser localizados, reveló Javier Guzmán Valdés, jefe de Seguridad del Complejo Penitenciario.

“Unos lo hacían de manera voluntaria, porque tenían problemas con otros de sus compañeros y decidían apartarse del grupo y en otros casos, se escondían como un acto de rebeldía o buscando la forma de escaparse de la isla”, detalló.

El presupuesto anual asignado al Complejo Penitenciario de las Islas Marías era de alrededor de mil 200 millones de pesos.

Cada persona privada de su libertad tenía un costo de aproximadamente dos mil 800 pesos diarios, más de 80 mil pesos al mes.

LA VISITA

El viaje inició por la madrugada después de tomar un vuelo de la Ciudad de México con destino a Mazatlán, Sinaloa.

Al llegar a la terminal aérea un autobús nos condujo a la Zona Naval número cuatro, donde después de pasar varios filtros de seguridad pudimos abordar el buque de apoyo logístico Isla María Madre con capacidad para 146 personas sentadas.

Se trata del mismo barco de la Secretaría de Marina (Semar), que cada semana llevaba a las familias a visitar a sus internos.

Un recorrido total de 170 kilómetros desde el Puerto de Mazatlán a las Islas Marías, que se realiza en poco más de siete horas a 14 nudos de velocidad, alrededor de 60 kilómetros por hora, con el vaivén incesante de las olas.

Por la noche llegamos a nuestro destino. Después de firmar el libro de visitantes y cumplir con el protocolo de seguridad, nos asignaron habitaciones para pernoctar en el Cefereso Morelos, justo donde estuvo recluido el escritor José Revueltas, uno de los personajes por excelencia de las Islas Marías, y cuyo nombre llevará el nuevo Centro de Educación, Transformación y Capacitación para niños y jóvenes.

Las Islas Marías contaban con cuatro centros federales de readaptación social: Morelos, destinado a adultos mayores y personas con alguna enfermedad; Bugambilia, donde los internos vivían con sus familias (al cerrar el Complejo Penitenciario también se desalojaron seis madres con 10 hijos, y 72 visitantes temporales); Aserradero, donde estaban jóvenes con problemas de convivencia y Laguna del Toro, único espacio con celdas bajo llave, donde se clasificaban a los reos de nuevo ingreso y permanecían los internos más conflictivos.

Uno de los retos que tendrá la Semarnat hacia delante será rehabilitar el 80 por ciento de las instalaciones del Complejo Penitenciario de las Islas Marías que resultó seriamente dañado tras el paso del huracán Willa, el 23 octubre 2018.

Los vientos de 260 kilómetros por hora devastaron el muelle, que quedó partido en dos, derrumbó bardas perimetrales, voló techos de viviendas y oficinas, y acabó con el sistema de videovigilancia de la isla, compuesto por dos mil 900 cámaras de circuito cerrado, con valor de 70 millones de pesos.

El Archipiélago de las Islas Marías está conformado por cuatro pequeñas islas, que en suma abarcan 244 kilómetros: María Cleofas, María Magdalena, San Juanito y María Madre, que es la que concentra las instalaciones de los penales federales.

La idea es modificar la infraestructura existente para dar alojamiento a los menores.

El Centro “Muros de Agua, José Revueltas” contará con espacios para actividades lúdicas de interacción directa con la naturaleza, granjas autosustentables y de aprendizaje, senderos interpretativos para el desarrollo de habilidades cognitivas y físicas en la parte terrestre, marina y costera, así como un área de divulgación y medios interactivos.