Con grafiti y diversas consignas, grupos anarquistas y radicales se hicieron presentes en la marcha por el 51 aniversario de la Masacre de Tlatelolco.
Y por ese medio también expresaron su malestar ante el operativo de “Cinturón de Paz”, una valla humana de 12 mil funcionarios y voluntarios con camisas blancas designados por el Gobierno capitalino para evitar las formas más subversivas de protesta.
“Tanto miedo nos tienen que nos bloquean”, se leía en tinta roja en una de las vallas metálicas montadas para proteger las paredes de la sede del Banco de México.
El mayor incidente ocurrido durante la marcha que partió de la plaza de las Tres Culturas, sobre la calle 5 de Mayo, por donde los nutridos contingentes arribaron al Zócalo capitalino. En ese punto del recorrido ya no había “Cinturón de Paz”, sino estructuras metálicas para blindar paredes y vidrios.
Justo en la esquina de 5 de Mayo y Eje Central Lázaro Cárdenas, policías se toparon con un contingente anarquista apostado cerca de la retaguardia de la marcha.
Fue entonces cuando el bloque, con vestimentas negras y rostros cubiertos, arrojó piedras a los policías y después petardos, acción que replicó en cada esquina de la calle 5 de Mayo, donde se encontraban pequeñas células de uniformados, quienes en un principio se compactaron tras sus toletes.
Los inconformes gritaron: “Muerte al Estado, que viva la anarquía” y “Perros guardianes del orden y la ley, asesinos a sueldo, abuso de poder”.
La acción fue repelida poco antes de arribar a la plancha del Zócalo, donde se desarrollaba el mitin de cierre de la protesta.
En varios contingentes, sobre todo de estudiantes de nivel bachillerato, sobresalían hombres y mujeres con todo tipo de coberturas en la cara: desde coloridos paliacates hasta trapos negros que apenas dejaban entrever las comisuras de los ojos.