Rusia y Estados Unidos acordaron hoy normalizar las relaciones entre los dos países, pero no lograron rebajar la tensión en ninguna de las crisis abiertas, como Venezuela e Irán.
«Como somos las dos mayores potencias nucleares, la tensión entre Rusia y EU repercute negativamente en la situación en el mundo», dijo el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en rueda de prensa tras reunirse con su homólogo estadounidense, Mike Pompeo.
Por eso, agregó en el balneario ruso de Sochi (mar Negro), «Pompeo y yo hemos coincidido en que hay que intentar dar pasos prácticos para corregir esta situación».
Todo fueron buenas intenciones al inicio de la reunión. Pompeo recordó también que el presidente de EU, Donald Trump, está decidido a «mejorar» las relaciones con Rusia, ya que es algo que redundará «en beneficio» de ambos pueblos.
Lavrov incluso adelantó que si EU presenta una propuesta formal, el presidente ruso, Vladimir Putin, aceptará reunirse en la cumbre del G20 en Osaka con su homólogo estadounidense, que canceló abruptamente el encuentro previsto a finales del pasado año en Buenos Aires por el incidente naval en el mar Negro entre Rusia y Ucrania.
El propio Putin dijo posteriormente al recibir también a Pompeo que el Kremlin está dispuesto a restablecer «plenamente» las relaciones con la Casa Blanca.
«Tengo la impresión de que el presidente (Donald Trump) pretende reconstruir las relaciones entre Estados Unidos y Rusia y los contactos para resolver los temas de interés mutuo», indicó en la residencia presidencial.
Pero las cosas ya no parecieron tan de color de rosa después de tres horas de intensas consultas entre Lavrov y Pompeo en las que repasaron los principales conflictos mundiales.