EU intercepta cuatro aviones militares rusos cerca de Alaska

La Fuerza Aérea estadounidense interceptó este martes cuatro aviones militares rusos que sobrevolaban la costa de Alaska y que, apenas unas horas antes, ya habían protagonizado un episodio similar, informó el Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (NORAD, en inglés).

Dos pares de cazas F-22, equipados con un sistema de detección E-3, interceptaron bombarderos Tupolev-95 y cazas Sukhoi-35 entrando en la zona de identificación para la defensa aérea (ADIZ, en inglés). Los bombarderos penetraron la ADIZ y fueron interceptados por dos F-22, salieron y después volvieron a entrar en la ADIZ acompañados por dos cazas Sukhoi-35″, señaló el NORAD en Twitter.

Ante esta maniobra, el Pentágono decidió enviar dos nuevos cazas F-22, acompañados de un avión cisterna KC-135, para dar «relevo» a las aeronaves involucradas inicialmente en la operación.

Las aeronaves rusas se mantuvieron en espacio aéreo internacional y en ningún momento penetraron el espacio aéreo soberano de Estados Unidos o Canadá», aseguró el NORAD.

Los hechos tuvieron lugar pocas horas después de que el Pentágono anunciara que había interceptado cuatro bombarderos Tupolev-95 y dos cazas Sukhoi-35 por sobrevolar la costa de Alaska.

Tras ser escoltados por aviones de la Fuerza Aérea estadounidense a una zona neutral, dos de los bombarderos y los cazas rusos optaron por volver a la zona para continuar con su misión.

Ante esta primera interceptación, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que sus aeronaves se encontraban realizando «un vuelo ya programado sobre aguas neutrales».

De acuerdo con el Kremlin, la operación se prolongó durante más de doce horas.

Según datos del Pentágono, este tipo de situaciones se repite entre seis y siete veces al año desde que Moscú decidió retomar sus patrullas aéreas de larga distancia, en 2007.

Estas son la cuarta y la quinta interceptaciones en lo que va de año, en dos días consecutivos, en las que Rusia ha penetrado la ADIZ de Alaska», zanjó el NORAD.

Las Fuerzas Armadas estadounidenses cuentan con un sistema de radares y satélites que sirven para localizar la presencia de aviones no identificados en la zona ártica y permiten determinar el tipo de respuesta.