Miles de colombianos vestidos de blanco salieron a las calles el domingo para condenar el terrorismo, luego que un coche bomba en una academia de policía en Bogotá mató a 21 personas y dejó decenas de heridos.
En medio de fuertes medidas de seguridad y gritos de «Abajo al terrorismo» y «No más violencia», la muchedumbre marchó a la Plaza Bolívar en Bogotá, donde fue recibida por el presidente Iván Duque, que lució una gorra policial en honor a las víctimas del ataque del jueves, el más mortífero en Colombia en 15 años.
Manifestantes jóvenes y viejos por igual abrazaron espontáneamente a numerosos policías a lo largo de la ruta de la marcha.
«Queremos hacerles sentir que la policía no está sola. Que también son seres humanos», dijo Jenny Buitrago, de 32 años, que vistió a sus tres hijos como policías en señal de solidaridad.
Las autoridades han atribuido el ataque al Ejército de Liberación Nacional, la última guerrilla restante en el país tras el acuerdo de paz del 2016 entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Duque le ha pedido a Cuba que arreste a 10 comandantes rebeldes que han estado viviendo en la isla con su permiso en un fallido intento de impulsar conversaciones de paz.
Cuba, que condenó el ataque, respondió que está obligada a respetar el protocolo firmado por el predecesor de Duque que permite a los negociadores dejar la isla en caso de una ruptura de las negociaciones.
Las marchas del domingo en todo el país fueron promovidas como una muestra no partidista de unidad contra la violencia. Pero las personas indignadas que marcharon en Bogotá gritaron lemas conservadores sobre ley y orden y no mostraron interés en preservar lo que queda de un proceso de paz con el ELN que comenzó en el 2017 bajo mediación de Cuba, Noruega, Venezuela y Chile.
Con las consecuencias políticas en la balanza, las autoridades han conseguido consistentes progresos en la investigación del ataque, que hizo recordar algunos de los capítulos más sangrientos en el pasado reciente de Colombia.
A las 24 horas del ataque, la policía arrestó a un hombre que dice fue escuchado en conversaciones telefónicas interceptadas alardeando de haber participado.
Las autoridades investigan si es el hombre visto en video de seguridad bajándose de una camioneta Nissan de 1993 menos de 10 minutos antes de que estallase en la academia de policía General Santander.