Los legisladores británicos votaron abrumadoramente el jueves a favor de retrasar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, preparando el escenario para que la primera ministra Theresa May vuelva a intentar que el Parlamento apruebe su acuerdo de divorcio la próxima semana.
Los legisladores aprobaron por 412 votos a 202 una declaración que solicita un breve retraso del Brexit si no hay un acuerdo antes del 20 de marzo, o una demora más prolongada si no se puede alcanzar un pacto a tiempo.
Justo 15 días antes de que Gran Bretaña salga de la Unión Europea, May está usando la amenaza de un largo retraso para presionar a los partidarios del Brexit en su Partido Conservador para que finalmente respalden su acuerdo.
Antes, los legisladores votaron por 334 a 85 en contra de un segundo referéndum sobre la membresía a la UE.
La mayoría de los legisladores de la oposición laborista no respaldó la medida e incluso los activistas por el llamado voto popular dijeron que aún no era el momento adecuado para que el Parlamento vote el asunto.
El gobierno además sobrevivió por poco margen a un intento de dar a los legisladores el control de la agenda parlamentaria el 20 de marzo, con el objetivo de forzar una discusión sobre alternativas para el Brexit en una fecha posterior.
La influencia de May alcanzó un mínimo histórico esta semana después de una serie de humillantes derrotas y rebeliones parlamentarias. Pero ella dejó en claro que su plan todavía está en la agenda, pese a que fue rechazado dos veces por una mayoría abrumadora en el Parlamento: en enero y nuevamente el martes.
El portavoz de May dijo el jueves que pondría el acuerdo para el Brexit nuevamente a votación -fraguado en dos años y medio de negociaciones con la UE- «si se considera que vale la pena».