El Gobierno brasileño ha impuesto multas por unos 100 millones de reales (unos 24 millones de dólares) en menos de dos meses a personas involucradas con la desforestación y comercialización ilegal de madera en la Amazonía, informaron este miércoles fuentes oficiales.
Las multas, aplicadas desde agosto a aserraderos, comerciantes ilegales de madera y agricultores que estuvieron vinculados con los recientes incendios en la mayor selva tropical del mundo, fueron uno de los factores que contribuyeron en la reducción de los focos de fuego que dejaron en emergencia a la Amazonía dos meses atrás y que centraron la atención del planeta.
De acuerdo con el Ministerio de Defensa, desde el pasado 24 de agosto, fecha en que las Fuerzas Armadas entraron a apoyar a las autoridades civiles y militares de los estados de la Amazonía con la Operación Verde Brasil, se lograron contener 1.800 focos de incendio.
Como resultado del trabajo conjunto que han adelantado soldados del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea brasileñas junto con bomberos, policías y peritos de las regiones que forman parte de la Amazonía brasileña, se han aplicado multas por 94,6 millones de reales (unos 23 millones de dólares), e incautado 18.400 metros cúbicos de madera extraída ilegalmente.
Asimismo, durante los casi dos meses en los que se ha llevado a cabo la operación, más de 200 vehículos han sido confiscados y 120 personas fueron arrestadas.
Los resultados de la Operación Verde Brasil fueron destacados en sus redes sociales por el presidente Jair Bolsonaro, que reprodujo el informe con tales datos divulgado este miércoles por la cadena estatal de noticias TV Brasil.
El apoyo de las Fuerzas Armadas fue autorizado en agosto por Bolsonaro para combatir los incendios en la Amazonía y en medio de las fuertes críticas que recibió de todo el mundo, incluso de presidentes de otros países como el francés Emmanuel Macron.
Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE por sus siglas en portugués), la Amazonía brasileña registró en agosto pasado 30.901 focos de incendios, cifra que prácticamente triplicó la del mismo mes del año pasado y que es la peor para el mes en la última década, como consecuencia de la sequía, las altas temperaturas y en gran parte por la desforestación causada por el hombre.
Las imágenes de los incendios calcinando enormes extensiones de cobertura vegetal dieron la vuelta al mundo y generaron una ola de indignación en la comunidad internacional y las ONG, que acusaron del desastre al presidente brasileño por su retórica antiambientalista.
El líder ultraderechista defiende la explotación de los recursos naturales del mayor bosque tropical del mundo y ha condenado en repetidas ocasiones el «ecologismo extremista» de las ONG.
Según el INPE, en septiembre, ya con la entrada en operación del Ejército, la Amazonía brasileña registró 19.925 incendios forestales, un número en un 19,66 % inferior al del mismo mes del año pasado (24.803).
El número de septiembre igualmente es muy inferior, en un 35.52 %, al contabilizado en agosto, mes en el que se prendieron todas las alarmas por el fuerte crecimiento de los focos de fuego en la mayor selva tropical del mundo.