90 mil el primer día de la edición 20 del Vive Latino

Sólo muertos podrán callarlos. Ésos son los Caifanes, un emblema, casi patrimonio nacional, que no se detiene por el paso del tiempo ni porque los años ya se notan en sus rostros.

El audio les juega mala pasada anoche en el Escenario Indio, el primer día del Vive Latino. Metamorféame no llega a transmitir la voz de Saúl Hernández, se oye muy abajo. La gente lo ayuda, no lo deja solo. Un trago a la chela, un jale de porro y otro aliento a la letra. Dirán lo que quieran entre el público, que si Saúl ya no canta que si el audio fue el culpable, pero nadie les hizo el feo.

Fueron de menos a más. De Aviéntame a Amanece y Viento, pero se sentía una frialdad de público que no le hacía justicia al sentimiento de cada generación que ha visto crecer al monstruo.

Saúl toma el micro. Se oye ronco. Llega el momento de dar un mensaje, que tiene un tropiezo que el público reclama muy tibio, por mala interpretación o por mala declamación.

No más mujeres asesinadas”, exclama Saúl. Hasta aqui todo bien. “Necesitamos menos machos y más hombres…”, se oye un abucheo femenino. Parece no tener mala intención, pero se hace el reclamo antes de completar la oración y corregir lo que pudo o no salir mal.

….de hombres que trabajen para el pueblo y la sociedad para cambiar el curso de la próxima transformación”, acaba el cantante. Se aplaude y atrás queda el reproche.

Los celulares se levantan para grabar Antes que nos olviden y Nos dejes qué. Caifanes es más canción que protesta y queda claro con tremendo espaldarazo masivo. Entra Óscar Chávez, el Caifán Mayor, se sienta y a sus casi 84 años se deja querer.

La gente lo alienta, lo recibe con un grito popular que utiliza el “olé”. Saluda y se avienta, sentado, Por ti, una canción propia que le secundan los cuatro Caifanes menores.

Después de 25 años, un escenario capitalino escucha una nueva rola, o al menos lo intenta, porque el nuevo sencillo del grupo, Heridos, apenas se oye. Pocos se la saben pero la aprecian igual. Falta tiempo y tolerancia, porque entre la gente vuelve a mencionarse el apellido Marcovich.

El ritual de Caifanes termina muy pronto con Nos vamos juntos y una versión de Imagine. La gente sí se queda con las ganas, pero contenta se retira a las 22:45 horas, cinco minutos antes de lo programado.