Miles de migrantes centroamericanos dispersados en grupos en el estado de Veracruz se dirigen hoy a pie o en todo tipo de vehículos al estado de Puebla, como escala previa a su llegada a Ciudad de México.
Desde diversas ciudades y pequeños poblados del sur y centro del estado de Veracruz, hondureños, salvadoreños y guatemaltecos se suben a camiones de carga para dirigirse a Puebla, puerta de entrada de la capital del país.
Desde el viernes cuando llegaron a Veracruz, más de cuatro mil migrantes, quienes entraron a México desde el 19 de octubre, se dispersaron en una docena de municipios, bajo la consigna de reagruparse en la colonial ciudad de Puebla.
El mayor número de centroamericanos que emprendieron la peregrinación salieron de las ciudades de Córdoba y Amatlán de Los Reyes, lugar donde muchos durmieron en el refugio de Las Patronas, un grupo de mujeres altruistas que alimentan a migrantes que viajan en tren.
En el comedor «La Esperanza del Migrante», ubicado en la congregación La Patrona, municipio de Amatlán, las mujeres – quienes hace tres años fueron nominadas al premio Príncipe de Asturias- otorgaron los pocos alimentos que había.
La coordinadora del movimiento, Norma Romero, dijo que lo más urgente es comida enlatada, agua embotellada, botellas vacías, artículos de aseo personal, ropa y calzado para las otras caravanas que vienen detrás.
A esta caravana de avanzada le siguen los pasos una segunda de otros dos mil migrantes, en su mayoría hondureños, que ingresaron al país el 29 de octubre y que transitan por el estado de Chiapas.
En tanto, el tercer grupo, de unos 500 salvadoreños, que solicitaron de manera legal asilo en México también permanecen en Chiapas y un cuarto grupo, de unos dos mil salvadoreños que entró el viernes caminando por el río Suchiate va rumbo a la ciudad de Tapachula, también en Chiapas.
Franklin Javier Jiménez Rivera, originario de San Pedro Sula, lleva 25 días de peregrinación, viaja con su esposa y su hijo de dos años y medio. Hoy transita por las carreteras federales del sureste mexicano hasta llegar a Ciudad de México.
El hondureño explicó que el gran contingente se dividió para poder avanzar, después de que se percataron de que las autoridades migratorias y la policía federal los han dejado transitar por el territorio mexicano. Incluso, dijo, los han cuidado.
«Aquí nos han tratado bien, solo hay que tener cuidado en los «raids» (aventones) que nos dan, pero nos han tratado bien aquí. La migra nos ha estado apoyando», agregó.
Junto con Franklin miles de centroamericanos que conforman la primera oleada del éxodo masivo se dirijan al corazón de México, la antigua Tenochtitlán.