El Papa Francisco rezó por los niños no nacidos poco antes de la misa que ofició por el Día de los Difuntos en el cementerio Laurentino de Roma.
Antes de comenzar la eucaristía, Francisco oró en el denominado «Jardín de los Ángeles» , una zona del cementerio donde están enterrados niños y también nonatos.
Luego, el Papa se paseó unos minutos entre las pequeñas tumbas, en actitud de recogimiento, depositó una ofrenda floral y también se acercó a saludar a algunas familias.
En la homilía, que improvisó sin leer, Francisco dijo que «hoy es un día de memoria, un día para recordar a aquellos que han caminado antes que nosotros, que nos han acompañado, que han dado la vida».
Y añadió que la memoria «es aquello que hace fuerte a un pueblo».
Antes, en un tuit con ocasión de esta festividad de los difuntos, el Pontífice escribió: «Jesús le ha quitado a la muerte la última palabra: quien cree en Él será transfigurado por el amor misericordioso del Padre para vivir una vida eterna y feliz».
El Laurentino es el cuarto cementerio romano en el que Francisco ha celebrado la misa de difuntos.
En 2013, 2014 y 2015 el acto tuvo lugar en el cementerio monumental del Verano, en 2016 en el cementerio de Prima Porta, y el pasado año fue en el cementerio americano de la localidad de Nettuno (al sur de Roma).