En el fondo del mar Mediterráneo se construye el telescopio KM3Net con el que se podrán detectar neutrinos en ambos hemisferios, que permitirá obtener una imagen más precisa del interior de la Tierra.
«El uso de neutrinos atmosféricos nos permite un amplio rango de energía y bastante precisión», explicó Sergio Palomares, a través de un comunicado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Los neutrinos son las únicas partículas conocidas que pueden atravesar la Tierra. Esto es posible porque apenas interactúan con la materia ordinaria, la que se ve en el Universo y compone la Tierra. Por eso se dice que el neutrino es la «partícula fantasma», y se requieren enormes detectores para atraparlos.
Gracias a la utilización del telescopio IceCube, situado en la Antártida, investigadores del CSIC y la Universidad de Barcelona llevaron a cabo la primera tomografía de la Tierra, mediante neutrinos.
Lo anterior les permitió aportar información clave sobre la distribución de su densidad, especialmente en zonas poco exploradas, como el núcleo, de acuerdo con datos de investigadores, publicados en la revista «Nature Physics». Los resultados obtenidos son acordes con los tradicionales métodos geofísicos.
La densidad de la Tierra se calcula tradicionalmente midiendo la velocidad de propagación de ondas sísmicas producidas por terremotos. Estos datos componen los modelos geofísicos que establecen valores para la densidad, elasticidad, presión o gravedad de nuestro planeta.
Aunque este método dispone de muchos datos (cada año se producen unos 100 mil terremotos útiles para su estudio), las ondas sísmicas rebotan en la superficie que separa el núcleo interno (sólido) y núcleo externo (líquido).
«Los neutrinos, en cambio, lo atraviesan todo, de ahí que ofrezcan valiosa información sobre el desconocido núcleo de la Tierra, donde se genera el magnetismo del planeta», asegura el investigador del CSIC, Andrea Donini.
La idea de utilizar neutrinos para estudiar el interior del planeta no es nueva. Hace casi medio siglo, se planteó un método para realizarlo mediante neutrinos creados en aceleradores de partículas.
Recientemente, una técnica similar se ha utilizado para descubrir una sala oculta en el interior de la Pirámide de Keops (Egipto). Para ello se usaron muones atmosféricos, parientes del neutrino.
No obstante, hasta la puesta en marcha de IceCube en 2010, no existía un instrumento capaz de detectar neutrinos de alta energía, que atraviesan la Tierra en cantidad suficiente para llevar a cabo este estudio.